
Clases de Encordado
El origen del encordado de sillas y otros muebles tiene una larga historia que se remonta a tiempos antiguos, especialmente en culturas como la egipcia, la griega y la romana. En esos períodos, la fabricación de muebles no solo se trataba de funcionalidad, sino también de estética y durabilidad.
El encordado, particularmente de sillas, tiene sus raíces en la necesidad de crear superficies resistentes y cómodas para sentarse sin usar materiales como el cuero o la tapicería, que podían ser más caros y difíciles de mantener.
Orígenes del encordado
Egipto y Grecia
Los egipcios ya usaban sillas con asientos tejidos, y su arte del encordado estaba muy desarrollado. Utilizaban cuerdas de materiales naturales como lino o papiro que se entrelazaban para formar una estructura resistente.
Las sillas de esta época se caracterizaban por tener un asiento de cuerdas tejidas, a menudo en patrones geométricos, que no solo eran funcionales sino también decorativos.
En la antigua Grecia, el encordado de los asientos y respaldos era una técnica común, y es donde se empezó a ver un mayor refinamiento en la construcción de sillas, con maderas más trabajadas y diseños más detallados.

Roma y el uso del entrelazado
Durante la Edad Media, el encordado se mantuvo en el mobiliario, aunque las sillas y bancos eran generalmente de diseño más simple. Fue durante el Renacimiento cuando el encordado en los muebles adquirió una nueva complejidad, particularmente en el diseño de sillas de estilo más ornamental, tanto en Europa como en el resto del mundo. La técnica de encordar continuó evolucionando, y las sillas y bancos se hicieron más elaborados, con patrones y decoraciones más sofisticadas.
Edad media y renacimiento
En Roma, la técnica de entrelazar cuerdas se perfeccionó aún más, no solo para sillas, sino también para camas y otros muebles. Las cuerdas se utilizaban para ofrecer soporte y confort al usuario, y las sillas de este período, como las «sillas curules» que usaban los magistrados romanos, a menudo contaban con un asiento de cuerda entrelazada. Este tipo de silla tenía una gran importancia social, simbolizando poder y estatus.
Edad media y renacimiento
Durante la Edad Media, el encordado se mantuvo en el mobiliario, aunque las sillas y bancos eran generalmente de diseño más simple. Fue durante el Renacimiento cuando el encordado en los muebles adquirió una nueva complejidad, particularmente en el diseño de sillas de estilo más ornamental, tanto en Europa como en el resto del mundo. La técnica de encordar continuó evolucionando, y las sillas y bancos se hicieron más elaborados, con patrones y decoraciones más sofisticadas.
Siglos XVIII y XIX
Durante los siglos XVIII y XIX, especialmente en Francia y otras partes de Europa, el encordado de muebles se convirtió en una técnica refinada, usada en sillas de estilo rococó o imperio. En este período, las sillas de respaldo alto o las sillas de salón con asiento de cuerda se volvieron muy populares. La calidad de los materiales también mejoró, pasando de cuerdas de lino a otros tipos de fibras naturales y, más tarde, a fibras sintéticas.
En la actualidad
Hoy en día, el encordado sigue siendo una técnica popular en la fabricación de muebles, aunque en muchos casos se ha combinado con otros métodos modernos de fabricación. Las sillas de encordado siguen siendo apreciadas tanto por su confort como por su durabilidad, especialmente en muebles de estilo vintage o clásico.
A lo largo de los siglos, el encordado ha sido una técnica no solo práctica, sino también cargada de significado cultural, siendo una característica de los muebles en muchas partes del mundo y manteniendo una fuerte tradición en artesanía y diseño